Ya les he contado que una de mis pasiones es la música. Aparte de ser una pianista frustrada, toco un poco de guitarra, un poco de flauta dulce (en la traversa no me sale ni el SI, que es la nota más sencilla – dicen los entendidos) y un poco de armónica… en otras palabras: un poco de todo, pero nada a la perfección – lamentablemente.
Hace poco formamos con unos amigos del colegio una banda de rock clásico. Ha sido una gran sorpresa para la gente que me conoce en muchas otras facetas (scout, madre de familia, escritora, dibujante, lideresa, cantante parroquial…). Pero Bettina rockera???? ¡Esa fue toda una novedad! Ok. Mientras ensayábamos, encontramos algunos temas con fragmentos para armónica. Entonces me sugirieron que intentara ejecutar dichos fragmentos.
Estudiando con atención, noté que Chrissie Hynde (de The Pretenders) tocaba unas notas “extrañas” en su armónica: hacía sonar notas naturales, bajaba a sus bemoles y volvía a las naturales. ¿Se entendió? ¿Nooo? Hmmm…. Imagínense un piano: las teclas blancas son las “naturales” y las negras son los “bemoles” o “sostenidos” . Las armónicas NO tienen notas bemoles / sostenidas (o sea, son como pianos sin teclas negras). Entonces, ¿qué hacía Chrissie para que sonaran las “teclas negras” que normalmente NO existen en las armónicas?
Acudí a la enciclopedia práctica de nuestros tiempos: el You Tube. Y ahí descubrí que lo que hacía Chrissie es el “note bending” – en castellano = “doblar la nota” (técnica básica para blues). Pasé por varios videos hasta encontrar una forma fàcil de ejecutar dicha técnica. Pero como debía practicar para sonar como en el video, me di cuenta de que necesitaba una armónica en la misma tonalidad. (Comentario para los no conocedores: las armónicas vienen afinadas en distintas notas o tonalidades).
Así terminé en la calle Cantuarias en Miraflores, lugar donde están concentradas las tiendas musicales – que por suerte no son muchas. En resumen había tres tipos de armónicas:
- las “chanchex” (Swan, una marca china),
- las Silver Star de Hohner (Hohner es muy buena marca – tal vez la mejor, no lo sé).
- y las Blues Harp de Hohner también.
Los precios iban de menor a mayor, respectivamente. Así que ahora debía elegir entre las tres que me ofrecían.
Swan | Silver Star | Blues harp |
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¿Cuál elegir? La Swan y la Silver Star se veían similares. Parecía como si sólo les hubieran cambiado el grabado de la marca. Observando con detenimiento, el acabado de la Swan (en las curvas del metal) era más tosco. El sonido era más o menos parecido. En cuanto a precios, si bien la Swan era más barata, la diferencia no era tan grande. Así que optaría por la Hohner.
Pero ahora bien: qué diferencia había entre la Hohner Silver Star y la Hohner Blues Harp – además de la cajita? Ah!!!! La primera tenía plástico negro en el cuerpo principal, mientras que la segunda era de madera. ¿Acaso ese detalle justificaba la gran diferencia de precio? (algo de S/.40 – considerar que yo querìa comprar 4 armónicas de diferentes tonalidades). Entonces hice la prueba de fuego: soplé y aspiré ambas armónicas. Ahí estaba el truco!!!! La de madera tenía un sonido superior….. de hecho, no necesitaba tanto aire para hacerla sonar fuerte!!! No sé si es por la madera, o si es porque las lengüetas que se levantan para producir el sonido (dentro de la armónica) son más flexibles….. Pero el caso es que estas armónicas son mejores, y por eso cuestan lo que cuestan.
Por un tema financiero (léase = “estoy misia”) terminé comprando las Silver Star. Al fin y al cabo, los dos temas fijos para tocar con armónica estaban en la misma tonalidad… y yo ya tenía esa armónica en casa: una Blues Harp = de madera. Así que estuve practicando el Bending (¿se acuerdan que así comenzó todo?) y resultó super sencillo con la de madera, y no tan simple con las otras, que requerían de mucho más aire.
La pregunta del año: ¿Qué tiene que ver toda esta historia de armónicas con mi blog Simplemente Scout?
Justamente estaba pensando en los muchos dirigentes Scouts que conozco. ¡Hay de todo! Desde los más buenos, hasta aquéllos que dan pena. Todos se visten igual, la misma camisa azul, pañoleta, prácticamente las mismas insignias…. de repente habrá alguno un poquito más decorado que los otros (¡hasta podrìan llevar colgados dos, tres o cuatro tacos!) …. pero al final lo que vale es el interior. Lo que en realidad importa en un dirigente es su alma, su espíritu, su personalidad…. es cómo hace “su música”, cómo motiva a los chicos a ser buenos Scouts, cómo los orienta para que crezcan de manera sana y – sobre todo – coherente con los principios y valores que propugna nuestro movimiento. Lógicamente se enseña más con el ejemplo personal que con las palabras, así que un buen dirigente también necesita ser una persona correcta, y no sólo un charlatán con discursos maravillosos.
¡Bueno pues! Si eres dirigente, te invito a ponerte la mano al pecho y autoevaluarte: ¿qué tipo de líder eres o quieres ser? ¿de los mediocres? ¿de los promedio? ¿o de los que están por encima del promedio? Acuérdate de las armónicas: por fuera podrás parecerte a los demás…. pero si tienes “buena madera”, te invito a formar parte de los “Blues Harp”. Sólo así tendremos mejores ciudadanos, gracias a tu buen trabajo.