Mi plan era ir al evento como miembro del equipo de servicio… pero me llamó Enzo Defilippi (Miraflores 57) para invitarme a ir con una patrulla de chicas, reemplazando a Carla Fosca, su Jefa de Tropa, que estaba por rendir su examen de ingreso a la universidad. Acepté
Antes del Jamboree visité un campamento para conocer a las chicas. Luego hubo un par de reuniones donde las conocí más (ay! había taaanto por hacer!). Inclusive una de ellas, Claudia, se hizo un tajo en el dedo con una cuchilla suiza, justo después de haber concluido una reunión…. le apliqué primeros auxilios y la llevé de inmediato a una clínica cercana, donde le pusieron algunos puntos. Contrario a lo que esperaba, su mamá aprobó mi rápida reacción. “No te preoucpes: ya estoy acostumbrada a los accidentes de mi hija”, dijo.
Así que llegué a Arequipa a cargo de la patrulla Lechuzas. Las chicas eran buenas, aunque les faltaba esa chispa, esa garra que necesita todo scout para salir adelante. Día a día traté de inyectársela… y creo q lo logré. Mejor dicho, lo logramos, pues ellas pusieron mucho de su parte. Creo que todo comenzó el día que les pinté la cara con témperas de los colores de su pañoleta. “Ay qué roche!!! Por qué nos pìntas?”…. fueron sus expresiones al inicio… pero mágicamente la pintura funcionó al momento de competir en la pista de comando y otras actividades: las chicas se pusieron las pilas para tratar de ser las mejores. Especialmente Katrin, Karin y Claudia.
Nuestro campamento era acogedor: en las noches soíamos ofrecer a los chicos de seguridad una taza de té caliente… otras veces se aparecían Rovers del grupo que estaban en el Equipo de Servicio, para gorrearnos algo de comida. El mismo Stefan, Jefe de Grupo, hizo lo mismo… aduciendo que los chicos de la tropa no cocinaban tan rico. Otro visitante frecuente era Jerico, de la San Borja 99, que disfrutaba de las canciones que les iba enseñando a las chicas.
No puedo dejar de mencionar el famoso “Pollo al sillao” que teníamos una noche… Linda, nuestra cocinera, dijo que sabía hacerlo, con una receta de su abuelita. Cuando empezaba a prepararlo, me llamaron para una reunión de Jefes… y cuando regresé encontré caras largas: nadie había comido. Voy a ver en la olla y encuentro…. mucha agua negra, MUY negra, con unos cuantos trocitos de pollo sumergidos en su interior (había que bucear para encontrarlos). Entonces preparé el único plato que yo sí sabía hacer: arroz chaufa. No sé si fue el hambre atroz, o si verdaderamente salió rico… la cosa es que nos devoramos la olla. Stefan se coló ese día a nuestra mesa, halagando mi talento culinario diciendo: “Qué rico arroz chaufa! Tienes que venir a mi casa a enseñarme a cocinar”. (Nota importante: después me enteré de que él cocina mucho mejor que yo. Mejor dicho: él cocina, yo no).
Entre las tantas actividades nos hemos ido de caminata, al final de la cual conocimos un brebaje poderoso, que supuestamente nos devolvería las energías gastadas: Cocacola con Leche Gloria!!! Y como no había Cocacola, le metimos Manzanita (una gaseosa con sabor a manzana). Para mi gusto, no estaba mal… o sería que estaba muerta de sed.
Debo confesar algo: un par de noches hemos hecho fogata fuera del programa (no estaba permitido!). Pero la verdad es que varios echábamos de menos el participar en una fogata “a la antigua”. Hasta el mismo Jefe Scout Nacional vino a sentarse con nosotros. Con mi guitarra toqué viejas canciones scouts, que casi han quedado en el olvido (reemplazadas por otras de doble sentido!) … hemos compartido algunos chocolates… hemos sentido el crepitar de las llamas… hemos visto los leños partirse poco a poco… ¿Acaso hay momento mejor que la fogata del campamento? El frío de la noche era intenso, pero no pudo contra el ambiente de calidez que habíamos logrado.
Este Jamboree ha sido el primero – y el único, hasta la fecha – al que he ido llevando chicas a mi cargo. Y creo que no lo hice tan mal (a pesar de que prefiero trabajar más libremente en el Equipo de Servicio). También ha sido muy especial, porque conocí a Stefan, con quien nos casamos dos años después… De no haber sido por las chicas (Magali y su juego de las “Utilísimas”, consistente en preguntas indiscretas), creo que no me habría interesado en él. ¡Gracias Patrulla Lechuzas!