Hace poco menos de un año comenzó a organizarse el área de Hospitalidad del Jamboree del Centenario en nuestro país. Había una primera reunión con la gente que participaría en el equipo – ¡a ninguno de los cuales conocía! Ese día fue cuando conocí a Pp Ríos (se lee Pepe, pero se escribe así nomás). Él se me acercó emocionado y me dijo algo así como:
“¿Tú eres Bettina Chian? Guau! Eres como un Pokemon místico!!!”
Yo me quedé… PLOP! como Condorito…. y al instante exigí la explicación respectiva (puesto que Pokemon no está dentro de mi cultura general). Resulta que alguien le había comentado a Pp que yo, o que alguien de mi entorno, posiblemente mi papá o mi esposo, era una leyenda en los Scouts. Y un Pokemon místico parece ser algo así, como algo muy valioso y difícil de encontrar.
Bueno. Considerando la definición de Pp (eso de ser leyenda en los Scouts) me imagino que el término en cuestión va más con la persona de mi papá que con la mía, o la de mi esposo. Así que no soy un Pokemon místico, pero al menos estoy orgullosa de ser la hija de uno 😉
Esto me hace recordar algo que solía decir mi papá acerca de mí a las amistades de la Parroquia, con un tono “ofendido” (en broma, claro): “Antes, esta chica era ‘la hija de Augusto Chian’. Ahora a mí me dicen ‘el papá de Bettina’. ¡Qué tal raza!”
(Lo que pasa es que en la Parroquia he sido bastante activa, y por eso mucha gente conoce mi nombre… de ahí que mis padres se convirtieran en “el papá y la mamá de Bettina”).
Algunos creerán que por ser “la hija de Augusto Chian” se me abren las puertas del escultismo más fácilmente, que tengo vara por aquí y por allá… No es así. Conozco a bastante gente, a unos tengo más estima que a otros, pero no hay favoritismos hacia mí. Y creo que eso es algo que aprobaría mi papá: soy quien soy, por mi trabajo, mi forma de ser, etc. Si se me valora, es por esto, y no por ser “la hija de Augusto Chian”.
Al mismo tiempo, ¡es todo un reto ser la hija de un Pokemon místico! Es tanto lo que ha hecho mi papá por los Scouts, que – honestamente – no creo estar a su altura alguna vez. Pero eso no elimina que lo intente, o que por lo menos le llegue a la cintura.
Y es ahora que pienso que tengo la suerte de haber conocido en persona, o de nombre, a tantos líderes del Escultismo nacional y mundial…. Y entonces me pregunto si alguno de nuestros líderes actuales (nacionales y extranjeros) llegarán a la altura de aquéllos.
Sin orden alguno de prioridad, se me vienen los nombres y rostros de Don Miguel Checa, René Hooper, Elías Mendoza, Ernesto Baertl, el P. Armel Bécquet, el P. Gerardo Müller, el P. Lázaro Rouy, Daniel Tagata, Laszlo Nagy, Bill Hillcourt, Adolfo Aristeguieta, Eulalia Vila, Salvador Fernández Beltrán, Federico Díaz Legórburu, P. Fernando Soto Hay, Jorge Toral, Ivo Stern…. También ellos (como varios cuyos nombres no recuerdo en este momento) son un Norte en mi brújula. ¡Gracias!
No quiero terminar este artículo sin hacer otra reflexión.
Para hacerme entender mejor, voy a hacer una comparación con nuestros héroes. ¿Cómo es que sabemos de Alfonso Ugarte, de José Olaya, de Bolognesi o de Miguel Grau – mi héroe favorito? ¿Cómo es que los católicos sabemos de San Pablo, San Francisco, San Juan Bosco, Teresa de Calcuta? No los hemos conocido en persona y sin embargo los admiramos o los queremos, o al menos sabemos que han hecho algo importante. Y si somos peruanos, en el primer caso, o católicos, en el segundo, los valoramos, los honramos, los recordamos con cariño y/o con orgullo.
Lo mismo debería ser con los personajes ilustres del Escultismo. Sabemos de B-P, sabemos de Juan Luis Rospigliosi…. pero ha habido muchos después de ellos, que han trabajado duro por el movimiento. Creo que no deberían pasar al olvido así como así, sino que deberíamos conocer mejor nuestra historia para sentirnos parte de esta familia scout peruana, para sentir más orgullo de nuestra pañoleta.
Ya les conté que cuando mi papá partió al Campamento Eterno decidimos enterrarlo con su uniforme Scout, porque el Escultismo era lo que él más quería en el mundo. Le pusimos su pañoleta de Gilwell y sus 4 tacos. Al velorio y al entierro asistieron algunas personas Scouts e inclusive nos hicieron entrega de una bandera que colocamos sobre el féretro. El entierro fue muy sencillo y lo hicimos al sonido de la guitarra y la Canción de la Despedida. No fue una masa apoteósica de gente con pañoleta, pero sí sentimos que fue una ceremonia con harto Espíritu Scout.
Hace poco falleció don Ernesto Baertl, quien fuera Past-President de la Asociación de Scouts del Perú. Yo me enteré por nuestro párroco, ya que don Ernesto era miembro del patronato de nuestra parroquia – me imagino que mi papá fue quien lo invitó a entrar. Bueno. Estuve presente en el velorio y mi mamá fue al día siguiente a la misa. Ella regresó triste: me contó que vio a muy poca gente scout, a pesar de que don Ernesto fue una persona que entregó mucho al escultismo peruano. Tuvimos una pequeña discusión al respecto, entre mis argumentos estaban que había sido una noticia sorpresa, que a última hora no se puede organizar las cosas…. y que, por último, mejor que hubieran asistido los que realmente lo quisieron, tal como pasó en el funeral de mi papá, y no haya sido una cuestión de estar ahí por figuretismo.
Sin embargo, tengo que reconocer que mi mamá me hizo ver las cosas de otro ángulo. Y es por eso que escribo lo que viene a continuación, sin ánimos de condenar a nadie.
Sé que a nivel de la alta dirigencia se hicieron coordinaciones, inclusive hasta la medianoche, y al final no se logró mucho. No se pudo conseguir una escolta de muchachos, ni se colocó una bandera sobre el féretro (¿o se le habría dado una a los familiares y éstos no la pusieron, tal vez?). En todo caso, me parece que sólo hubo una persona (no sé si más) representando a la asociación. Las otras, contaditas con los dedos, fueron principalmente por amistad. Insisto: no quiero condenar a nadie con mis comentarios. Sé que no es fácil conseguir chicos a última hora para que vayan a pararse como una escolta. Tampoco es fácil pedir permiso para salir del trabajo e ir a un velorio o un entierro… pero también es cierto que muchas veces ni intentamos pedir ese permiso porque no nos sentimos ligados al difunto. (Si hubiera sido nuestro abuelito o un tío muy querido, otra habría sido la historia). A esto es a lo que voy: que nuestros dirigentes actuales (estoy pensando en las altas cabezas) valoren lo realizado por aquéllos que los precedieron, se sientan agradecidos y encariñados con ellos y asuman el reto de retransmitir ese sentir de familia a las cabezas medias (los dirigentes comunes) para que éstos, a su vez, inculquen el mismo sentimiento a sus muchachos. Eso es lo que yo llamaría verdaderamente una Asociación Scout.
En otras palabras, ser Scout es más que ir a las reuniones de la Tropa, Manada o Clan una vez a la semana. Ser Scout es crecer, formando parte de una Asociación Nacional y de un Movimiento Mundial, de gente que tiene los mismos valores, ideales, principios…. la misma Ley y Promesa para servir a la sociedad. Debemos estar más conectados por esta espiritualidad, y para ello sería bueno divulgar ejemplos de gente entregada al Escultismo, para que nosotros y nuestros chicos caminemos en esa misma línea, que es precisamente lo que lleva al éxito a una Asociación Scout.
Creo que valen la pena todos los esfuerzos de hacer un archivo Scout , abierto a todos. No sólo a gente mayor que quiera recordar tiempos idos, sino (sobre todo) a gente joven que quiera descubrir lo mucho que se puede hacer cuando uno pone todo el corazón y todas las capacidades personales. Hoy tenemos la ventaja de contar con medios informáticos , el internet, los programas de animación, el you tube…. tantos medios visuales con los cuales podemos contar nuestra historia y motivar a nuestros Scouts, grandes y chicos, a amar más a nuestra institución, a sentirnos más orgullosos de ella.