IM…POSIBLE???

Mi hermano tomó hace 500,000 años una foto a uno de nuestros scouts, cuando éste pateaba un objeto imaginario. Después con un montaje de letras al costado de este chico que pateaba, repitieron ese dibujo hecho por B-P, de un scout pateando las letras IM de la palabra IMPOSIBLE…. en otras palabras, “para el Scout no hay nada imposible”.

Sucede que estando en el Jamboree Mundial del Centenario, fuimos asignados al restaurante del Staff…. en el que comían 5000 personas diariamente!!!!!!!!! En este restaurante (que en realidad eran dos), trabajaban muchas personas de diversas edades y nacionalidades. Los trabajos también eran variados: servir en el counter de comidas calientes (lo más divertido, a mi parecer), llevar las fuentes de comida (calientísimas) de la cocina a los counters (trabajo bastante pesado), limpiar las mesas y sillas (zzzzzzzz…. pero agotador para la cintura), estar en los puntos de reciclaje (recibir las bandejas, darles una seudolimpieza, vigilar que la gente tirase sus restos a los basureros correctos, etc. Era un trabajo fuerte, pero mejor que limpiar mesas).

Un día que yo estaba en el puesto de reciclaje con otro chico bastante joven, vino un supervisor y me dijo: “¿me lo prestas?”, y se lo llevó para otro trabajo, que fue….. estar de pie al comienzo de la fila de gente, con un aparatito para contar, y de paso indicaba a las personas que fueran a tal o cual counter de comida, para no acumularse en los más próximos. Comprenderás que no era una cosa tan dura, sobre todo para alguien tan joven.

Bueno. En esos primeros días llegó una señora española, María, creo, de unos 70 años. Ella había sido reasignada al Restaurante, puesto que le resultaba pesado caminar los 40 minutos diarios para ir, y otros 40 minutos para volver de su puesto de trabajo (que estaba en el otro extremo del campamento). Yo le dije: “Señora María: está segura? Porque el trabajo aquí no es nada ligero”. “Hija, no te preocupes, que he venido para trabajar. Y si tengo que limpiar mesas, no importa”. Por cierto, la Sra. María no hablaba nada de inglés, así que la presenté a los encargados y ellos, con señas, le explicaron después lo que tenía que hacer. De ahí no la vi más en todo el día, porque estaba en el otro restaurante.

Hasta el día en que llegó la Señora María al restaurante, todos debíamos trabajar 2 turnos. Justo al día siguiente nos modificaron todo, y ahí sí nos tocaba un turno. Precisamente en esa fecha nos tocaba nuestro día libre y lo aprovechamos yendo de paseo a Gilwell Park.

A la mañana siguiente, me encuentro en el baño con la Sra. María: “¿Cómo le va?” “Mal, hija! Mal! Me duele la espalda como no tienes idea! Son muchas horas las que hay que trabajar y….”. La interrumpí: “Cuántas horas ha trabajado ayer, doña María?”. “Todas! desde las 5:30 am. hasta las 10:30 pm.”. PLOP! Nadie le dijo a la señora que sólo se trabajaba UN TURNO, ni siquiera las fulanas que registraban a la gente que entraba a trabajar, quienes sí tenían las listas de gente y asignaban los puestos de trabajo (según orden de llegada).

Qué desgraciados!!!!!!!!!!!!!!!!

Así que nos fuimos al restaurante a decirles que por favor tuvieran un poco más de consideración con esta señora (ya dije que tenía unos 70 años) , y que si no podían hablar español, había otras personas en el restaurante que sí, y que podían servir de intérpretes muy bien. Las respuestas que me dio la supervisora eran tan… indignantes…. que la verdad yo dudaba de que esta tipa fuera scout.

– Si no quiere trabajar, para qué viene.
– No es mi culpa que no hable inglés
– Yo también trabajo 14 horas, de qué se queja???

Mi punto era muy simple: la señora sí estaba dispuesta a trabajar, sólo que tal vez le podrían dar un trabajo menos pesado….

– Aquí no hay trabajos menos pesados! – me interrumpió la mujer.
– Claro que sí. Por ejemplo ese punto de reciclaje donde no pasa mucha gente… o el de manejar el contador de personas (trabajo que era efectuado últimamente por un tremendo manganzón ocioso, que lo hacía sentado en una banca, todo despatarrado).
– No! De ninguna manera! Ese trabajo es para un supervisor.
– Supervisor????? – no pude menos de reírme – No sabía que se necesitaba ser tan “inteligente” para contar personas y mandarlas a otro counter de vez en cuando. ¿Por qué son tan difíciles y no aceptan un pequeño cambio? No parecen Scouts…

A estas alturas, la discusión había alcanzado su máximo punto, y nos rodeaban varios espectadores, todos miembros del equipo del restaurante. Parecía un círculo donde dos gallos de pelea estaban a a punto de clavarse los espolones.

Entonces la mujer dijo la burranda MÁS GRANDE DE SU VIDA:

– Mira – bajó a un tono condescendiente…. quería hacerlo medio maternal, quizá? Se señaló la pañoleta y continuó: – Yo también soy Scout, y lo que me estás pidiendo, cambiarle de trabajo a esa señora, es IMPOSIBLE.
– ¿Ah sí? ¿Usted es Scout? No lo creo. Porque si lo fuera, sabría esa famosa frase de B-P: “Para el Scout, no hay NADA IMPOSIBLE”

Me di media vuelta y la dejé a la tía sin palabras.
El círculo se abrió y me dejó pasar…. nadie dijo nada, pero pude sentir gran respeto hacia mi persona. Y al mismo tiempo la humillación de la jefa – supuesta – scout.

En cuanto a la Sra. María, pidió reasignación a otro trabajo. La pasaron al equipo de limpieza.
¿Y saben qué? Estaba muy contenta. “No me importa limpiar baños y duchas, hija. Pero aquí por lo menos me tratan bien”.