Que viva la imbecilidad!

El 8 de junio de este año llegó a las costas de Islandia un oso polar, que habría nadado unos 300 Kms. La policía adujo que el oso podía ser un peligro para las personas y por eso le disparó (como había mucha niebla el oso podía escabullirse y atacar en cualquier momento).

Fue el mismo Ministro de Ambiente quien dio luz verde a la policía para dispararle al oso, pues según él, el tranquilizante correcto habría tardado 24 horas en llegar. En cambio el Jefe Veterinario en la ciudad de Blönduó dijo que él tenía los medicamentos necesarios en su propio vehículo. Si se hubiera puesto el arma narcotizante en un avión, habría llegado en una hora.  

Curiosamente dos semanas más tarde llega otro oso polar a Islandia, “navegando” a la deriva sobre un trozo de hielo. Al igual que en el caso del primer oso, este viaje haya ocurrido como consecuencia de los deshielos originados por el cambio climático. Para evitar que también se bajaran a balazos a este animal, el millonario islandés Björgulfur Thor Björgulfursson ofreció el dinero para transportarlo de vuelta a Groenlandia. Supuestamente debían sedarlo con alimentos y de ahí trasladarlo a Groenlandia.

¿Y qué ocurre? La presencia de muchos curiosos, policías – posiblemente alterados – y de “oportunos” periodistas, hace que el oso se ponga nervioso y corra en cualquier dirección… precisamente hacia los periodistas. Así que no hubo otra solución que dispararle.

Si estaba todo previsto…. ¿por qué la policía islandesa no cerró el paso al público? (especialmente a los periodistas! Cuando ocurren cosas así, no puedo dejar de pensar en la muerte de la princesa Diana, cuyo chofer emprendió una loca y mortal carrera sólo para huir de las fotos). Realmente esa policía parece tan incompetente como nuestra selección de fútbol!

Ciertamente, son vidas humanas frente a la vida de un oso.

Pero si se podía salvar la vida de éste, sin arriesgar las de otras personas…. ¿por qué no se actuó correctamente?